No sé cuándo sucedió pero en algún momento de mi adolescencia supe que quería dedicarme a algo que me permitiese ayudar a las personas para que mantuviesen un buen estado de salud.
Otra cosa que debió empezar a fraguarse en esa época fue la seguridad de que no quería tener un trabajo sedentario.
Quería una profesión dinámica que me permitiese desplazarme, conocer gente diferente cada semana y en la que yo fuese el que marcase los horarios.
Desde que terminé mis estudios en Educación Física en la Universidad Autónoma de Madrid allá por 2008, comencé a interesarme por las técnicas de masaje, lo que me llevó a ingresar en la Escuela Japonesa de Shiatsu de Madrid ese mismo año. Finalizado el curso profesional y el postgrado comencé a trabajar como shiatsupractor a domicilio y en algún centro de forma esporádica. A la vez, me diplomé en quiromasaje y masaje deportivo en el Instituto Superior de Quiromasaje de Madrid para aprender otras formas de abordar patologías y tener diferentes opciones durante mis sesiones.
Posteriormente estudié Kinesiología holística en el Centro Iris, donde adquirí conocimientos muy diferentes a lo estudiado hasta entonces. Más tarde mi interés por la osteopatía me llevó a hacer el curso profesional en la escuela Kabat de Madrid donde crecí mucho personal y profesionalmente.
Después de casi un año sin recibir formación en ninguna escuela, decidí recibir un curso particular de Kobído con la maestra Aurora Reina. Aurora me enseñó cómo trabajar con esa increíble técnica y me alentó a practicar mucho tiempo para dominarla.
Hace años que he conseguido, no sin mucho esfuerzo, una cartera de clientes sólida. He trabajado en numerosos centros de Madrid y continúo haciéndolo en algunos de ellos.
Mi trabajo tiene todos los requisitos para hacerme feliz y además me permite estar en constante evolución profesional.
Me mantengo en continuo reciclaje para conocer nuevas técnicas y poder abordar problemas de forma diferente cuando la que uso no es efectiva, así que sé que mi formación no acabará nunca y eso me gusta mucho. Durante los años que llevo trabajando, mi profesión me ha permitido conocer a gente de todo tipo.
Muchas de estas personas me ha ayudado, me han aconsejado e incluso he tenido el placer de ser miembro de su circulo cercano.
Solo puedo estar agradecido por todo ello.
Muchas de estas personas me ha ayudado, me han aconsejado e incluso he tenido el placer de ser miembro de su circulo cercano.
Solo puedo estar agradecido por todo ello.
NACHO VARELA
No sé cuándo sucedió pero en algún momento de mi adolescencia supe que quería dedicarme a algo que me permitiese ayudar a las personas para que mantuviesen un buen estado de salud.
Otra cosa que debió empezar a fraguarse en esa época fue la seguridad de que no quería tener un trabajo sedentario.
Quería una profesión dinámica que me permitiese desplazarme que me permitiese conocer gente diferente cada semana y en la que yo fuese el que marcase los horarios.
Desde que terminé mis estudios en Educación Física en la Universidad Autónoma de Madrid allá por 2008, comencé a interesarme por las técnicas de masaje, lo que me llevó a ingresar en la Escuela Japonesa de Shiatsu de Madrid ese mismo año. Finalizado el curso profesional y el postgrado comencé a trabajar como shiatsupractor a domicilio y en algún centro de forma esporádica. A la vez, me diplomé en quiromasaje y masaje deportivo en el Instituto Superior de Quiromasaje de Madrid para aprender otras formas de abordar patologías y tener diferentes opciones durante mis sesiones.
Posteriormente estudié Kinesiología holística en el Centro Iris, donde adquirí conocimientos muy diferentes a lo estudiado hasta entonces. Más tarde mi interés por la osteopatía me llevó a hacer el curso profesional en la escuela Kabat de Madrid donde crecí mucho personal y profesionalmente.
Después de casi un año sin recibir formación en ninguna escuela, decidí recibir un curso particular de Kobído con la maestra Aurora Reina. Aurora me enseñó cómo trabajar con esa increíble técnica y me alentó a practicar mucho tiempo para dominarla.
Hace años que he conseguido, no sin mucho esfuerzo, una cartera de clientes sólida. He trabajado en numerosos centros de Madrid y continúo haciéndolo en algunos de ellos.
Mi trabajo tiene todos los requisitos para hacerme feliz y además me permite estar en constante evolución profesional.
Me mantengo en continuo reciclaje para conocer nuevas técnicas y poder abordar problemas de forma diferente cuando la que uso no es efectiva, así que sé que mi formación no acabará nunca y eso me gusta mucho. Durante los años que llevo trabajando, mi profesión me ha permitido conocer a gente de todo tipo.
Muchas de estas personas me ha ayudado, me han aconsejado e incluso he tenido el placer de ser miembro de su circulo cercano.
Solo puedo estar agradecido por todo ello.
Muchas de estas personas me ha ayudado, me han aconsejado e incluso he tenido el placer de ser miembro de su circulo cercano.
Solo puedo estar agradecido por todo ello.